Escribe nuestro Hermano Mayor

Queridos hermanos cofrades:

Espero que os encontréis todos bien de salud y con unas ganas enormes de comenzar a vivir una nueva Cuaresma que, cuando recibáis este programa, ya habrá comenzado. Pero, seguro, será una Cuaresma diferente a todas las anteriores y nos permitirá acercarnos a la Semana Santa totalmente renovados.

Sí, otro año más estamos preparando las celebraciones de este tiempo litúrgico tan importante para todos los cristianos, así como los de la propia Semana Santa y nuestras procesiones. Todos los grupos de la Cofradía han comenzado a reunirse, a poner en marcha sus propias actividades, así como los ensayos de instrumentos y costaleros. Seguro que, con este trabajo que realizamos entre todos, estará todo perfecto para la celebración de nuestra fiesta más grande, el día del Amor Fraterno, el Jueves Santo. Mientras tanto, queremos que aprovechéis este tiempo litúrgico para acercaros más a la Cofradía, a la Parroquia, para echar una mano en las diversas tareas y, espero, para buscar ese camino de preparación que es la cuaresma para hacer hermandad.

Posiblemente, este año sea un punto de inflexión definitivo para la Cofradía. Percibimos una vida de hermandad renovada tras los anteriores años de encierro forzoso. La primera meta que nos habíamos fijado está conseguida, están creciendo las filas de hermanos. Hay un número importante de aspirantes este año y, eso, es un indicador que no falla. Pero, no debemos quedarnos satisfechos con ese logro. Tenemos que ser capaces de mantener en el tiempo esta línea de trabajo. Además, debemos hacerlo con una calidad humana y cristiana, suficiente, para que estos nuevos hermanos se queden junto a nosotros mucho tiempo, enriqueciendo su vida interior y, con ello, la de toda la Cofradía.

En estas fechas, quiero aprovechar para recordar que, para que nuestro proyecto de Cofradía tenga futuro, necesitamos un relevo generacional que, si bien ya se está produciendo en esta etapa, todos sabemos que esta Junta de Gobierno toca a su fin. Aun así, no quisiera que estas palabras pareciesen una despedida, porque no lo son. Este año es el último de esta andadura de cuatro años que, incluidos estos, hacen un total de dieciséis años como Hermano Mayor. Por eso, quiero hacer esta reflexión personal; creo que después de cuarenta y seis años de antigüedad en la Cofradía, de los que unos treinta he ocupado responsabilidades en la Junta de Gobierno o fuera de ella, y todos los años de servicio a la Cofradía, creo que es el momento de dejar paso a nuevos hermanos, más jóvenes y preparados, para que asuman este servicio con responsabilidad. Como digo, esto no es un adiós, porque se puede servir de otras formas a la Cofradía y seguir estando activo. La palabra clave es: COMPROMISO. El que cada uno de nosotros debe asumir con independencia del puesto que ocupe en la Cofradía o en las filas de nuestra Procesión. Es lo que siempre os pido, ahora con mayor motivo: ¡la Cofradía os necesita!

Quiero también aprovechar el momento para gradecer a toda la Cofradía el apoyo que he recibido en primera persona durante este largo tiempo y, en especial, a todos los que me habéis acompañado desde las distintas Juntas de Gobierno por vuestro trabajo desinteresado hacia la Cofradía. No quiero particularizar en nadie porque seguro que alguno se me olvida, pero: ¡GRACIAS! Gracias sinceras por el calor y la cercanía incluso en los malos momentos que ya están olvidados. De la misma manera, ruego que perdonéis mis errores, indudablemente los habrá habido, pero puedo asegurar que nunca han sido malintencionados.

Me queda un agradecimiento muy especial en estas líneas para mi familia. Me han dejado hacer… me han permitido robarles tiempo… me han acompañado hasta donde han podido, incluso en momentos que no entendían… momentos de los que vosotros también habéis sido cómplices. Los habéis aceptado y nos habéis acompañado compartiendo momentos importantes. GRACIAS a ellos y a vosotros.

Y no, no me gusta hablar de mí mismo y lo estoy haciendo en exceso, pero hoy, creo que viene al caso recordar que comencé a asumir responsabilidades en la Cofradía formando parte del equipo de Patrimonio, trabajando en nuestro Paso en Juslibol, en casa de nuestro querido fundador Arturo Sanz. Allí, remodelamos El Cenáculo. Y, lo hicimos de la mano de un amigo entrañable del que he aprendido muchas cosas: Pepe Lara. Quiero recordar a los dos desde estas líneas y enviar un enorme y fraternal abrazo a sus familias. Descansen en Paz al lado de nuestro Cristo del Amor Fraterno y del Señor de la Cena.

Acabo como siempre, animándoos a colaborar y a participar durante todo el año en todos los actos que organiza la Cofradía, especialmente en este tiempo de Cuaresma, que es tiempo de preparación, y en los días de Semana Santa, dando público testimonio de Fe y mostrando el Misterio de la Eucaristía en la calle.

¡Hagamos Cofradía todo el año!

Vuestro Hermano Mayor.


 
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